ANDER
IBARBURU
STATEMENT
¡Hola! Me llamo Ander, tengo 19 años y quiero hacer cine. No hace mucho que tomé esta decisión; hasta hace unos meses yo iba a ser arquitecto. Actualmente estoy cursando segundo curso de Arquitectura en la UPV/EHU, pero he llegado a la conclusión de que simplemente no es aquello a lo que me quiero dedicar.
El momento en el que me di cuenta fue en una de las tantas noches en vela que he pasado trabajando en proyectos para la carrera. En momentos como ese, en el que el sueño se apodera de ti y no te deja pensar con claridad, es normal empezar a plantearte tus decisiones, sin embargo este pensamiento se quedó conmigo. Me di cuenta de que mi relación con la universidad era exactamente igual a la relación que tenía con el instituto; hacía lo que tenía que hacer por el simple hecho de que tenía que hacerlo, pero la única motivación que me llevaba adelante era la del próximo fin de semana.
Comencé a hacerme una pregunta sencilla, pero la cual me costó encontrar: ¿Por qué disciplina podría pasarme noches enteras sin dormir y aún así seguir motivado? Y en el fondo sabía la respuesta antes incluso de hacerme la pregunta: Cine. Esto no es algo nuevo en lo que me haya interesado recientemente, ya entré en la ESO con el sueño de dedicarme a la dirección de cine, y me pasaba las tardes grabando historias que inventaba con un amigo (y el mismísimo Rebordinos nos llegó a premiar por un cortometraje).
Realmente contar relatos siempre me ha resultado fascinante; desde que aprendí a escribir no dejaba de inventar mundos imaginarios habitados por criaturas jamás vistas. Y antes incluso de saber escribir, me las apañaba para dibujar pequeños cómics con lo que quiera que se le ocurriera a mi yo de 4 años.
En general, siempre me he considerado una persona creativa, pero haciendo cine me siento especialmente libre, es el medio por el que mejor siento que me expreso y en el que más cómodo me siento. Sin embargo, hay mucho todavía que no sé, y sé que el cine es para mí un mundo entero por descubrir. Me encantaría ser capaz de llevar mi expresión personal más allá y descubrir todo lo que esta maravillosa disciplina tiene para ofrecer.
Creo que la ESCAC es el lugar idóneo para aprender esto y me puede ofrecer muchísimas oportunidades para mejorar y seguir adelante. Del mismo modo, ¿Qué mejor sitio que la ESCAC para rodearse de gente con la que comparto un sentimiento tan bonito como lo es el amor por el cine? Sin duda alguna estudiar en la ESCAC sería una oportunidad sin igual. Por esto creo que merece la pena intentar seguir este nuevo camino tan inesperado como emocionante que parece abrirse ante mí.